Por Evelyn Melndez
La Cruz del Calvario se debe contemplar con alegría, con gozo, con devoción cristiano porque en ella hay muchos privilegios y grandes beneficios; pero no debemos de olvidar que la realidad de la Cruz fue algo muy terrible y la experiencia del que murió en ella en cierta forma es imposible de describir.
Nuestro Señor Jesucristo quien conociendo las condiciones de la humanidad perdida en pecados, hundidos en miserias, arruinados por sus propia maldad, renuncia a todas sus comodidades celestiales, trono y corona con el fin de morir en la Cruz por todos los pecadores.
Cristo había declarado con seguridad y claridad que el daría su vida en rescate por muchos y también el Apóstol Pedro en el día de pentecostés declaro “Entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios.”
Desde el principio el Señor sabe en forma precisa el valor de ir a la Cruz del Calvario y marcha firmemente hacia ella porque El sabía que en la Cruz se llevaría la eminente derrota de los enemigos de la humanidad, El conoce que la Cruz era la meta establecida y consiente de toda su vida.
Nuestro Señor Jesucristo de nacimiento humilde y sencillo en un pesebre de Belén pasa a ser crucificado en una rustica Cruz de madera, que se convirtió en el único altar de sacrificio eficaz y para siempre donde nuestro amado Salvador fue la única ofrenda por el pecado valido para toda la humanidad que así lo acepte y así murió el justo por los injusto; el Cordero de Dios que llevo los pecados del mundo.
Había una gran multitud presenciando todo lo que acontecía en el monte llamado El Calvario y a la mejor creyeron que este suceso era uno más de los que se usaban ver en aquello época; no sabían que le crucifixión de Jesús de Nazaret era muy distinto de todos los demás, no sabían que este suceso iba ser el centro de la historia de la humanidad y que todos aquellos que formaron parte en la escena de la Cruz serian recordados a través de los Siglos.
En la Cruz es que podemos ver la verdadera naturaleza del pecado como maldad, como transgresión y como iniquidad. En la Cruz encontramos a Cristo atado por nuestros pecados porque El era el único que podía pagar el precio del pecado, era nuestro representante, nuestro sustituto quien llevo sobre sus hombro, nuestros pecados y de esta manera paso por la terrible soledad de la muerte en la Cruz.
Como será posible no amar a quien así nos ha amado y nos ha comprado a precio de sangre. “Cree en el Señor Jesucristo y será Salvo, aceptado como tu Salvador personal.”