Por Evelyn Melendez
La Hna. Carmen Rivas nació el día 16 de julio de 1924 en el pueblo de Yabucoa, Puerto Rico. Sus padres fueron la Sra. Brigida Mojica y el Sr. Valerio Ortiz. Fue la 4ta hija de 10 hermanos. A muy temprana edad tuvo su primera hija (Nelida Crespo) y tuvo que trabajar para ayudar en el sostenimiento de la familia.
A la edad de 32 años se traslado a la cuidad de Nueva York juntamente con sus 7 hijos y donde Dios le bendijo con tres hijos más (James, Edwin y Evelyn). En total, Carmen tuvo 14 hijos. Carmen fue una madre y abuela hermosa y ejemplar. Carmen siempre se preocupo por la salud y el bienester de sus hijos. Carmen entrego todo su amor por su hogar, su querido esposo, sus hijos y nietos. El mayor tesoro del mundo es poseer una madre, su amor es una gran riqueza de valor incomparable. El dia 2 de Noviembre de 1963 se unio en sagrado matrimonio con el Señor Rafael Rivas en la Iglesia Pentecostal en Willis Avenue Pastoreada por el Rev. Diego Soto. Mientra se celebraba una campaña Evangelistica en una pequeña Iglesia Pentecostal Independiente localizada en Washington Avenue y East Tremont en el Bronx, se rindio al Señor, aceptando a Cristo como su Salvador. Dios sabia desde la enternidad lo que cada hombre iba hacer, El sabia que si el hombre se rendia al Espíritu Santo y aceptaba a Cristo como Su Salvador estaba destinado para vida eterna.
Carmen fue una hermosa mujer de Dios con un gran compromiso, responsable para alcanzar y conducir las almas a la esperanza eterna. Como misionera de Señor persevero en la Iglesia de Dios Pentecostal (La Sinagoga) por espacio de 40 Años donde abundo en buenos frutos. Ejercio la presidencia de las damás por 5 Años, fue Presidenta de la Escuela Dominical de los Ninos, trabajo arduamente en los Departamentos de Pro-Templo, Amor Cristiano y Evangelismo personal ganandose el respeto y el cariño de todos. Como fruto de una semilla que Dios permitio que fuese enterada para darle crecimiento en Cristo Jesús, deposito su vida en el altar de sacrificio despojandose de todo interés personal, ejóismo y prejuicios para servir al Señor muy agradecida por el pan Espíritual que le dio crecimiento y madurez para perseverar en los caminos del Señor. Pero por su entrega total tuvo que pagar el precio del cansancio y del dolor al recoger las gavillas por el camino pero siempre disfrutando de la gracia y bendiciones del Señor.
Nunca tuvo una vida tranquila porque tenia que estar lista a todas horas y ejercer gran compasion por las almas que atraviesan por alguna dificultad.
Solamente Dios conoce a nuestra hermana Carmen y es Èl único que puede medir sus acciones y actitudes para pesar su Espíritu en la balanza celestial y darle toda la honra que se merece por su trabajos y sacrificios.
Le sobreviven 5 hijos (Nelida, Gladys, Aida, James y Evelyn). 30 nietos, 24 biznietos y 9 tataranietos
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